Busca lo que necesites AQUÍ:

sábado, 18 de mayo de 2013

Capítulo 11

Llegamos a mi casa, guardé lo que era para el congelador y lo otro lo dejé encima de la mesa. Le dirigí hacia el comedor y le dije que se sentara. Hasta el momento, él no ponía pegas. Pero eso no iba a durar mucho. Estaba segura, no segurisima.
- Bueno, ¿y de que querías hablar?- Dijo intrigado.
- De lo que paso el otro día.
- Si algo te preocupa, tranquila. No se lo diré a nadie y no te tienes que preocupar por nada, lo haces muy bien.
- Bueno, a parte de eso, es que no se que hacer. Porque me siento culpable de lo que hice.
- Culpable, ¿por qué?Eso lo hace cualquiera.
- No es por el hecho de hacer o dejar de hacer algo. Si no porque tengo un lío de verano, que me acaba de decir que se viene a vivir aquí y siento que le he engañado. Pero claro, yo al principio solo pensaba que sería  un lío de verano.
- ¿ Qué vas ha hacer?
- No lo sé, ¿ Tú que harías?
- Yo se lo contaba.
- ¿Estas seguro?
- Sí, más vale que se entere ahora que solo sois algo de verano, antes de que pueda llegar más lejos si se queda.
- Pero es que hay otro problema. Yo no quiero atarme, solamente pensaba que sería algo de verano. Luego volvería a hacer mi vida y me da miedo que eso cambie. No se que hacer.
- Bueno, eso ya es más difícil de decidir, pero siempre tienes que decidir para tú bien. Y piensa que ahora yo puedo estar para ti siempre que te complazca. Sin ataduras.
- ¿Follamigos?
- Sí
- Gracias.- Su charla me tranquilizó, pero  aún  seguía teniendo el sentimiento de culpa, pero lo tenía decidido, no me iba a atar. Iba a vivir la vida, para eso era joven. Se lo contaría, le diría que lo siento y que no puede evitarlo. De repente noté como si me hubiera quitado un peso de encima, aunque no se lo había contado aún. Que esa era la parte más difícil. Álvaro aún seguía en mi casa, conmigo. Tenía muchas tentaciones, muchas. No sabía que pasaba conmigo ultimamente, pero estaba muy necesitada. Era como una droga para mí. Me entró un escalofrío por la espalda mientras que mi conciencia me decía que lo que iba a hacer estaba mal, muy mal. Me acerqué poco a poco a él y le bese.- Yo dando el primer paso, eso si que me sorprendía-.
- Lo siento.
- ¿ Por qué lo sientes?
- No sé, después de lo que te acabo de contar hacer eso. 
- No es nada malo, tú misma lo has dicho, no quieres ataduras. Y yo soy tu amigo con derecho a roce. 
- Ajaja, por favor que raro me suena eso de amigo con derecho a roce, pero me gusta.
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Ya me la acabas de hacer, ajaja. No es broma, dime.
- ¿Tú cuantos años tienes?
- 16. ¿ Por?
- Curiosidad.
- Ah vale. ¿ Te quieres quedar a comer? He hecho macarrones.
- Vale.- No paso nada más entre nosotros aquel día, y por una parte se lo agradecía. Se estaba portando tan bien conmigo, que incluso me extrañaba.



No hay comentarios:

Publicar un comentario