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miércoles, 29 de mayo de 2013

Capítulo 18

- ¿Qué te ha pasado?- preguntó mi madre muy preocupada.
- Nada, fue en gimnasia. Estábamos jugando a baseball y a una compañera se le ha escapado el bate. Esto no es nada, no te preocupes.- Le mentí, pero que otra cosa podía hacer, yo creo que nada.
- A, por cierto esta tarde vendrá Marta para estudiar. Yo estaré en mi habitación, dile que suba cuando llegue. 
- Vale, ¿ pero no vas a comer?
- No tengo hambre, me cogeré un plátano.-  Le volví ha mentir, no es que tuviera mucha hambre, pero si no comía era porque estaba hecha un lío. Me fui a mi habitación y empecé a reflexionar. Era todo tan duro que necesitaba contarle a alguien lo que había pasado.

28/05/2013
Querido diario, hoy me ha pasado algo muy extraño. Lo primero fue que alguien se peleo por mí y eso me gusto y más que fueran dos chicos. Es raro admitir eso, pero es la verdad. Nunca me había sentado el centro de atención. La otra cosa es que me gusto que Álvaro me besara. No sé porque, pero me gustó y creo que me está empezando a gustar de verdad, aunque también me gusta Pablo. No sé que hacer, esto es todo tan difícil. Hace un par de días apenas me había besado con un chico y las otras cosas que hice fueron, porque lo hice con una persona de confianza. Que al fin y al cabo de eso no se ha enterado nadie y no es lo normal viviendo en un pueblo, pero es lo que menos me preocupa ahora. No sé que hacer, necesito consejo. Tengo que dejar de escribir por hoy, llaman a la puerta. Supongo que será Marta....

- Entra.- Dije todo lo fuerte que pude, aunque creo que hasta eso sonó muy bajo.
- Hola. Guarri hoy no me has esperado.
- Ya, lo siento.
- ¿Qué te ha pasado en el labio?- Preguntó preocupada.
- Nada, ahora no me apetece hablar de eso.
- Me lo vas a tener que contar igualmente.- Dijo con la mayor preocupación que pudo. No me apetecía hablar, por lo que fui por el camino fácil. Le entregué la hoja que acababa de escribir en el diario. Podía ver su rostro cuando iba leyendo y la verdad es que era bastante indiferente. Solo esperaba que no me echara mucho la charla.
- ¿Enserio que te ha pasado eso?- Preguntó. Yo asentí ligeramente
- ¿Qué puedo hacer?
- Ya se me ocurrirá algo, pero antes quiero que me ayudes con algo.
- ¿ Con qué?- dije extrañada. No sabía lo que quería hacer esta ahora y me daba miedo.
- Este fin de semana vamos a ir a ver a los gemelos a Valencia y quiero sorprenderle. 
- ¿ Y con qué quieres que te ayude?
- ¿Me dejas terminar?- dijo muy enfadada. No me atrevía a volver a interrumpirla por lo que asentí.- Quiero que me ayudes a elegir un vestido muy sexi, porque quiero tener uno noche picarona con él, ya sabes a que me refiero.
- Vale, me gusta tu plan. Pero luego estudiamos eee
- Que sí pesada.
La tarde la pasé viendo como se probaba ropa y escuchando todo lo que le gustaría hacer con Eric. Me hacía olvidar todo lo ocurrido, pero cuando decía lo mucho que le gustaba y lo que querría hacer con él, se me volvía a la mente todo. Estaba echa un lío pero ya tenía claro lo que iba a hacer. O al menos de eso me quería convencer.

lunes, 27 de mayo de 2013

Capítulo 17

Al salir de clase, fui a dejar los libros a la taquilla para hacer tiempo y así poder ir a casa con Marta, ya que vivíamos casi a la misma calle. Como tardaba mucho me adelante y la esperé en la calle. A lo lejos pude ver a Pablo venir hacia mi- que mono iba. No me arrepentí para nada de decidir tener algo con él y no ir por libre. No sé que hubiera hecho sin él-  Pero alguien me tapaba las maravillosas vistas. Aquel era Álvaro. Me estremecí al verlo, ya que me recordaba demasiado a nuestro último encuentro. Vi que se acercaba a mí, pero no le dí demasiada importancia, ya que también eramos casi vecinos. Cuando se paró delante de mí si que me sentí extraña, ¿qué quería ahora este?
- ¿Se puede saber...-No me dio tiempo a terminar la frase, de repente me vi bajo uno de sus besos. No podía reaccionar, me quedé de piedra. Una parte de mí quería coger y apartarlo de un empujón, pero no reaccionaba nada de mi cuerpo. Hasta que vi que alguien le apartaba de un empujón. Aquel era Pablo. Empezaron a pegarse y yo me estaba poniendo muy nerviosa. No sabía que hacer y la gente no les separaba, solo miraban el espectáculo. No podía dejar de gritar que pararan pero no me hacían caso. Una reacción ajena a mí intervino y se puso por el medio de la pelea, pero terminé recibiendo un puñetazo y de la persona que menos pensaba. De Pablo.
- ¿Pero qué coño haces?- Gritó Álvaro y empezó a darle más fuerte. Se estaban comportando como niños y no me iba a quedar para ver como se mataban, por lo que cogí mis cosas y me fui. De repente vi a alguien detrás de mí, era Pablo.
- Lo siento, pero me ha sacado de mis casillas. A mi chica solo la beso yo.- Dijo en modo de disculpa.
- Vale, ya hablaremos. Ahora solo quiero irme a casa, no te preocupes todo está bien.- Agaché la cabeza y me fui a casa. Por mis mejillas no dejaban de caer lágrimas. No podía dejar de llorar.
- ¿ Por qué lloras?- Preguntó Álvaro que me alcanzó casi cerca de mi casa.
- A ti que más te da. Déjame.
- Espero que no haya sido por mi culpa.
- Por favor, no me hagas reír. A que ha venido eso del beso, tío.
- Pensaba que habías cogido la indirecta de las notas. Yo vi como me mirabas y luego la tirabas a la basura, eso me sentó mal y tenía que hacer algo al respecto.
- Perdona, que yo te miré... Si no sabía ni que eras tú. ¿ Y por qué notitas? ¿ No crees que hubieras sido más valiente si me lo hubierás dicho a la cara?
- Después de lo que pasó entre nosotros, quería más y no voy a parar hasta conseguirlo.
- Entre nosotros no pasó nada. Solo fue un misero polvo en un lavabo. A parte ya te dije que tenía pareja y que me arrepentía de hacer eso.
- ¿Solo un misero polvo? ¿ No significó nada más para ti? También me acuerdo que me dijiste que no querías atarte y yo te dije que si querías algo que me llamarás y tu me dijiste que lo harías.
- Ahora no me apetece hablar del tema vale. Déjame tranquila un rato. 
Esa frase me dolió más de lo que pensaba. ¿ Por qué me estaba comportando así con él? Era algo que no sabía pero tenía que averiguarlo. El corto camino hacía mi casa me servía para reflexionar, pero en ese momento no podía pensar en nada. Solo sabía preocuparme por lo que me diría mi madre y por lo que pasaría con Pablo.

domingo, 26 de mayo de 2013

Capítulo 16

Por desgracia ese día era martes, por lo que salíamos a las 15:05. No sabía si aguantaría más pero tenía que hacerlo. No podía dejar de pensar en lo mismo. ¿Quién debería ser el chico de los mensajes? Me puse a analizarlos para ver si podía saber quien era. Pero no, no caía. No sabía como esa persona podía pensar que yo supiera quien era. Pero de repente se me ocurrió una cosa. No sabía si era buena idea pero tenía que hacerla.
Quedaba solamente una clase para irme a casa, pero antes había un patio. Pero tampoco era nada del otro mundo, ya que ese patio solamente duraba 10 minutos. 10 minutos que me servían para pensar.
- Chicas, se me ha ocurrido una cosa.
- ¿El qué? ¿ Sobre qué?
- Es para descubrir quien me ha podido mandar esos anónimos.
- Aun estás con eso.¿No habíamos quedado que no le darías importancia?- dijo Carolina un poco harta del tema. Supongo que por una parte tenía razón, yo sabía que había estado pesada con eso, pero era algo que me preocupaba mucho y no podía dejarlo correr
- Pues sí, aun estoy con eso. Y no voy a parar hasta que descubra quien es.
- ¿Descubrir quién es? ¿ De qué estás hablando?- pregunto Pablo. Ya me estaba cansando de que siempre apareciera en el momento más inoportuno de nuestra conversación.
- Nada, cosas nuestras. Que de momento no puedo contarte.
- Ummm... Espero que no me estés ocultando nada importante
- No. Ven aquí.- Le cogí de la camisa y lo acerqué todo lo que pude hacía mí para darle un beso. Como me gustaban sus besos, eran tan apasionados y cálidos.
- Umm... como te quiero. Y ahora que lo pienso, tú nunca me has besado aquí en el instituto. 
- Ya, no me gusta hacerlo delante de gente.
- A que no sabéis que.- Dijo Marta con una sonrisa de oreja a oreja
- No, ¿que pasa?
- En informática me he conectado al tuenti y tenía un mensaje de Eric. 
- Enserio, ¿que decía?.- Dijo ilusionadisima Carolina.
- Nos invitan a pasar el finde a su casa, sus padres no están.
- Enserio, que guay. Tengo ya ganas de ir.- Murmuró Carolina.
- Sí, yo también.
De repente sonó el timbre y nos tocó irnos a la última y más aburrida clase de todas. Valenciano. Me despedí de Pablo con un beso y entré a clase. Cuando vi una nota encima de mi mesa. Ya empezábamos con las notitas.
He visto como te besabas con él en público. Nunca lo has hecho y de repente desde que recibes mis notas lo haces. Me estás empezando a ponerme celoso. O dejas de hacerlo o tendré que hacer algo al respecto.
No sabía de quien era la nota, pero me daba igual, ya me había cansado. Se la pase a mis amigas para que la leyeran y una vez leída, la rompí y la tiré a la basura. No sabía si quien la había escrito lo habría visto, pero  yo esperaba que sí. 

Capítulo 15

Antes de ir a clase pasé por la taquilla para coger mis libros. Al abrirla algo cayó en el suelo y fui a cogerlo antes de que lo viera alguna que otra persona. Tenía mucha curiosidad por leerlo pero no podía hacerlo en ese momento, tenía que ir a clase. Cuando llegué me senté en mi sitio y hice lo de siempre. Estar callada y copiar. 
- ¿Cariño estás bien?- Me preguntó Pablo preocupado
- Sí. ¿ Por qué lo dices?
- No sé. Te veo rara, ¿hay algo que te preocupe?
- Shh.. vosotros dos, callaros.- Dijo el profesor. Era mi salvador, ya que no me apetecía seguir con aquella conversación. La clase se me pasó lenta, pero que muy lenta. Necesitaba abrir ese papel pero no lo podía hacer allí, tenía que esperar hasta la próxima clase. Por suerte acababa de tocar el timbre, me despedí de Pablo con un beso y me fui corriendo a mi clase.
- Chicas, he recibido otra nota. Pero aun no la he leído.
- ¿Y a qué esperas?- Dijo Marta con ganas de saber lo que había en el papel.
- Ya voy, ya voy. Querida mía, no me canso de observarte. Me gustas mucho y me gustaría tener algo contigo, lo que me asombra es que aun no sepas quien soy. No voy a decirtelo, quiero que lo descubras  tú sola. Espero que no tardes en averiguarlo, ya que no puedo aguantar más así.
- Que mal rollo...¿ sabes quién puede ser?- dijo Marta preocupada
- No lo sé.. ¿vosotras sospecháis de alguien?
- No... es que es todo tan raro.- Dijo Carolina
- Hola chicas, ¿que estáis tramando?- dijo Álvaro. Esto si que era raro, que él me hablara después de tanto tiempo, pero no le dí importancia
- Nada que te pueda interesar.- Dijo Carolina con mala leche, por lo que Álvaro se fue y no volvió a dirigirse a nosotras.
- ¿Qué puedo hacer? ¿Qué me aconsejáis?
- No sé.. ¿Por qué no esperas un poco para ver si te manda otra carta?- Dijo Marta. Esa idea me gustaba, pero me daba miedo, no sabía quien podía ser, pero de una cosa estaba segura, se lo tenía que contar a Pablo. No se lo podía esconder por más tiempo,ya que se acabaría enterando tarde o temprano. Y lo mejor era que se enterara por mí y no por otra persona.
- Vale, os mantendré informadas.- Ya no volvimos a hablar del tema por aquel día y la verdad lo agradecía, aunque una parte de mí deseaba saber quien era y no puede evitar hacer alguna que otra lista mental de las personas que conocía.

viernes, 24 de mayo de 2013

Capítulo 14

Carolina y Marta, estaban tristes por no poder ver a sus novios por un tiempo, pero ellos les juraron que seguirían en contacto y que no se olvidarían de ellas- que monos-. El curso ya había empezado y por desgracia no estaba en  clase con Pablo, el se había ido a científico. Al menos tenía el consuelo de verlo en las matemáticas B- las difíciles-. Las cosas nos iban bien, pero siempre teníamos nuestras discusiones, aunque las solucionábamos en seguida. A mi pesar, Álvaro se cogió letras como yo e iba a mi clase. Eso no me importaba mucho, aunque lo que pasó ente nosotros estaba ahí. Aunque fuera algo que solo conocíamos los dos, los recuerdos  venían a mi mente y pensar lo que hice me producía algún que otro escalofrío. 
Estaba super aburrida en clase de historia, cuando una bola de papel me dio en la espalda. Intentaba no darle importancia, pero no podía evitar buscarla aunque fuera disimuladamente. Cada rato me giraba hacia los lados para ver de donde venía, pero no vi nada . Una vez encontré la bola de papel, hice caer mi lápiz "disimuladamente" al suelo, para poder coger la bola. Me sentía un poco estúpida haciendo eso, pero la curiosidad siempre me ganaba.

He estado observandote estos días y hay algo en ti que me llama mucho la atención. Espero que puedas saciar mis ganas de ti. Atentamente un admirador.

Esa nota me alteró un poco, ¿quién había escrito eso? Empecé a mirar a los lados ansiosa para ver si podía observar algún comportamiento extraño, pero no lo vi. Pasé el resto de la clase incómoda, hasta que por un momento mi mente me dijo algo : Carol, ¿por qué te preocupas si no debe ser para ti? ¿ Quién crees que se puede haber fijado en ti? Aún tienes suerte de que Pablo te conociera en verano, porque si no hubiera sido así, no te hubiera hablado ni él. Ya sabes que no eres popular.
Los comentarios de mi mente hicieron que me sintiera muy mal al principio, pero luego me di cuenta de que tenía razón, ¿quién se iba a fijar en m? Al fin sonó la sirena y pudimos salir al patio, pasar unas horas más en esa clase me hubiera matado de aburrimiento. Me llevé la nota al patio y se la enseñé a las chicas. Pude ver como la leían  atentamente sin decir nada, me estaban sacando de quicio. ¿ Por qué no dician  nada?
- Bueno ¿ y que pensáis?- Dije finalmente para que alguien empezara a hablar.
- No lo sé la verdad. Yo no me preocuparía, no creo que vaya para ti.- Dijo Carolina, ella como siempre tan simpática y sincera.
- Haber que es eso.- Dijo alguien detrás de mi, mientras  me lo arrebataba de las manos.
- Emm, espero que esto no vaya hacía ti, si no me cargo a este tipo.- Ese tono no me gustaba nada, pero entendía la preocupación de Pablo, era tan mono.
- No tranquilo, se lo han enviado a Marta.- Murmuré, pero pude ver la cara asesina de ella. Creo que no le hizo nada de gracia que comentara eso, pero tenía que hacerlo.
- ¿Ah sí? Osea, que tienes un admirador secreto por ahí. ¿ Cuando ibas a comentarlo?
- Ehh.. Yooo.. Me lo han dado hoy.
- Ah.- Dijo Pablo asombrado. Pero por suerte Carolina pudo salvarnos de esa maldita incomodidad. Yo sabía que se lo tenía que comentar tarde o temprano, pero de momento no le iba a dar importancia. De repente oímos el timbre, que pereza me daba, porque tenía clase de Mates, al menos esa semana me tocaba sentarme con Pablo, ya que mi apellido era Ramirez y el suyo Ramón. 

martes, 21 de mayo de 2013

Capítulo 13

Me dirigía hacia casa Carolina, no estaba muy lejos del parque, pero al menos me servía ese trayecto para pensar en los acontecimientos ocurridos. Pasados 5 minutos, ya estaba en su casa, subí las escaleras - como las odiaba, eran tan empinadas- y me acerqué a la puerta. Pude oír risas en el interior, me gustaba verlas bien y me sentía tan mal por ir yo a arruinarles el día.
- Hola.- dije para que se dieran cuenta de mi existencia.
- Hola.
- No es por nada guapa, pero tenemos un tema de conversación aún pendiente.- Le dije a Carolina una vez tube su atención.
- Ya... pero ahora no me apetece hablar de eso, las cosas a su tiempo.
- Bueno,¿y que es lo que te preocupaba?- Dijo Marta. Ella como siempre tan al grano.
- Pues que en las fiestas de mi pueblo me tire a Álvaro, y luego Pablo me dijo que se quedaba a vivir aquí. Yo no quiero nada serio, pero me da lástima estar lejos de él, porque me gusta.
- Puff..-No sé si lo decían por decir o porque en serio pensaban que estaba en un buen lío. Necesitaba su opinión, aunque al final siempre hacía lo que quería iba bien tener puntos de vista distintos al mio.
- ¿Que haríais?
- Mira Carol, si fuera yo le dejaba, no puedes atarte y sabiendo como eres tú, piensa que no podrás hacer nada con nadie más ni con Álvaro.- Dijo Marta, eso era algo que ya sabía, pero eso de sabiendo como era yo, a que se refería la muy golfa. Que yo sepa ella perdió su virginidad con un amor de verano. Bueno, eso si no me a mentido-. ¿Y qué tal con Álvaro?¿ Le da bien al merengue?
- Pues yo pienso que deberías quedarte con él, porque a lo mejor luego no puedes encontrar a nadie como él y te quedas sola. Con Álvaro ahora tienes sexo, pero se puede cansar de ti e ir a por otra y en ese caso te quedas sola. No pierdas la oportunidad de estar con Pablo, si además os queréis. 
- Que sepas Carolina que yo no estoy de acuerdo sabes, porque a Álvaro también lo puede perder.
- Pero si rechaza...- De repente deje de prestarles atención, ya tenía claro lo que iba ha hacer.
- Me he decidido.
- Ah, ¿si?
- Sí, me quedo con Pablo. Creo que es lo mejor, porque me he puesto a pensar que nunca he tenido una relación sería han sido todo rolletes, y no quiero pasar por un montón de plátanos. ¿ Y vosotras, que tal con vuestros ligues?
- Se marcharon ayer.
-Ohh...¿Pero seguiréis en contacto?
- Siii.- Ese tema de conversación ya estaba zanjado, de repente nos pusimos a hablar sobre las asignaturas que tendríamos este último año antes de graduarnos. Marta se había cogido las matemáticas fáciles y Carolina y yo las difíciles. No se porque pero el tema de conversación era el profe. Nos dimos cuenta que no sabíamos nada sobre su vida y empezamos a sacar conclusiones muy graciosas y algunas muy estúpidas. Pero siempre quedaba la opción de que fueran verdad. 

lunes, 20 de mayo de 2013

Capítulo 12

Al día siguiente llamé a Carolina y le pregunté si quería quedar conmigo, necesitaba hablar con ella. Y me extrañó su respuesta, ya que me dijo que estaba con Marta y ellas no se llevaban muy bien al principio. Me alegraba tanto verlas juntas sin discusiones. Pensando en como le iba a decir a Pablo lo que pasó con Álvaro, me acordé de que Carolina no me había contado lo del trio aún. Nos interrumpían tantas cosas. ¿Sería cosa del destino? Llamé a Pablo y le dije que tenía que hablar con él, que si quería verme aquella tarde. No tardó ni un instante en decir que sí. Supongo que su alegría por verme se iría solo al escuchar lo que te tenía que decir. Pero era algo que necesitaba hacer sí o sí
Cuando llegué a la parada, ahí estaba él esperándome. Empezaba a sentir retortijones, eso no era buena señal. Solo esperaba que no me cogiera ninguna urgencia imprevista.
- Hola.- Le dije intentando que no se notaran mucho mis nervios.
- Hola. ¿ Cómo estás?
- Bien. Que te parece si vamos al parque para hablar. Tengo que contarte algo.
- Vale. Pero me estas preocupando. ¿ A pasado algo malo?
- Más o menos, ya te lo contaré cuando lleguemos.- Era todo tan frío, tan distante. Los dos íbamos andando con la cabeza agachada, mirando al suelo. Estábamos serios y yo más nerviosa que nunca. Ya era cuestión de metros para llegar al parque. Respiré hondo y fui a sentarme en un banco. Él me siguió y se sentó a mi lado.
- Dime, que pasa.
- Haber... No sé como contártelo, pero tengo que hacerlo. Si no me siento muy culpable.
- Por favor cuentalo ya, me estoy preocupando.
- El otro día en las fiestas del pueblo, me acosté con un chico de mi pueblo. Sé que tú solo eras un rollo de verano y eso. Al principio no le iba a dar importancia, pero luego me dijiste que te quedabas y me sentía culpable por ocultártelo.
- Que piensas.- Le dije nerviosa, pero él no contestaba, había un silencio incómodo entre nosotros- Joder al menos dime que piensas, que esto para mí no es fácil.
- Que quieres que te diga, eso era algo que me imaginaba que ocurriría. Pero eso es pasado, ahora hay que mirar el presente, porque me quedo aquí y antes no lo tenía pensado.- Dijo con mucha sinceridad, y eso era algo que se podía apreciar en sus ojos. Lo que no sabía era como contarle que no quería atarme.
- Umm... haber como te cuento esto. Yo pensaba que lo nuestro solo sería un rollo de verano y no tenía pensado atarme a nadie durante el curso. Es que me sienta tan mal decírtelo. Por que en un par de semanas has hecho que me vuelva loca por ti, pero no me gusta atarme porque aún no he vivido todo lo que quesiera vivir.
- Lo entiendo. ¿Pero eso como me lo tomo? Como un  un adiós, no quiero saber nada más de ti o como dame tiempo para pensar, puede ser que te llame.
- La segunta, porque tengo miedo y necesito tiempo para pensar. Atarme supondría no conocer a otras personas y no poder hacer todo lo que quiero. Pero es que yo también quiero estar contigo. Necesito tiempo para pensar. 
- No me importa esperar un tiempo, pero tengo que decirte que la gente al final se cansa de esperar y va a buscar otras cosas. Solo espero que no llegues demasiado tarde y luego te arrepientas, porque nos va a doler a los dos.
- Tranquilo, solo necesito hablar con mis amigas, relajarme y poner mi mente en calma. Todo esto me a cogido de sopetón, y ya se que hago un montón de un granito de arena, pero soy así. Ahora tengo que irme que he quedado con la chicas. Te llamaré.
- Adiós.- Nos despedimos con dos besos, me levanté del banco y me dirigí hacía la casa de Carolina. No pude evitar derramar alguna que otra lágrima. Pero es que yo era así. De vez en cuando me giraba para ver si aún seguía ahí y si, se encontraba en el mismo sitio. Todo era tan complicado.

sábado, 18 de mayo de 2013

Capítulo 11

Llegamos a mi casa, guardé lo que era para el congelador y lo otro lo dejé encima de la mesa. Le dirigí hacia el comedor y le dije que se sentara. Hasta el momento, él no ponía pegas. Pero eso no iba a durar mucho. Estaba segura, no segurisima.
- Bueno, ¿y de que querías hablar?- Dijo intrigado.
- De lo que paso el otro día.
- Si algo te preocupa, tranquila. No se lo diré a nadie y no te tienes que preocupar por nada, lo haces muy bien.
- Bueno, a parte de eso, es que no se que hacer. Porque me siento culpable de lo que hice.
- Culpable, ¿por qué?Eso lo hace cualquiera.
- No es por el hecho de hacer o dejar de hacer algo. Si no porque tengo un lío de verano, que me acaba de decir que se viene a vivir aquí y siento que le he engañado. Pero claro, yo al principio solo pensaba que sería  un lío de verano.
- ¿ Qué vas ha hacer?
- No lo sé, ¿ Tú que harías?
- Yo se lo contaba.
- ¿Estas seguro?
- Sí, más vale que se entere ahora que solo sois algo de verano, antes de que pueda llegar más lejos si se queda.
- Pero es que hay otro problema. Yo no quiero atarme, solamente pensaba que sería algo de verano. Luego volvería a hacer mi vida y me da miedo que eso cambie. No se que hacer.
- Bueno, eso ya es más difícil de decidir, pero siempre tienes que decidir para tú bien. Y piensa que ahora yo puedo estar para ti siempre que te complazca. Sin ataduras.
- ¿Follamigos?
- Sí
- Gracias.- Su charla me tranquilizó, pero  aún  seguía teniendo el sentimiento de culpa, pero lo tenía decidido, no me iba a atar. Iba a vivir la vida, para eso era joven. Se lo contaría, le diría que lo siento y que no puede evitarlo. De repente noté como si me hubiera quitado un peso de encima, aunque no se lo había contado aún. Que esa era la parte más difícil. Álvaro aún seguía en mi casa, conmigo. Tenía muchas tentaciones, muchas. No sabía que pasaba conmigo ultimamente, pero estaba muy necesitada. Era como una droga para mí. Me entró un escalofrío por la espalda mientras que mi conciencia me decía que lo que iba a hacer estaba mal, muy mal. Me acerqué poco a poco a él y le bese.- Yo dando el primer paso, eso si que me sorprendía-.
- Lo siento.
- ¿ Por qué lo sientes?
- No sé, después de lo que te acabo de contar hacer eso. 
- No es nada malo, tú misma lo has dicho, no quieres ataduras. Y yo soy tu amigo con derecho a roce. 
- Ajaja, por favor que raro me suena eso de amigo con derecho a roce, pero me gusta.
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Ya me la acabas de hacer, ajaja. No es broma, dime.
- ¿Tú cuantos años tienes?
- 16. ¿ Por?
- Curiosidad.
- Ah vale. ¿ Te quieres quedar a comer? He hecho macarrones.
- Vale.- No paso nada más entre nosotros aquel día, y por una parte se lo agradecía. Se estaba portando tan bien conmigo, que incluso me extrañaba.



Capítulo 10

Las fiestas del pueblo, ya habían terminado y eso significaba que quedaba poco para el comienzo del instituto. Aun no había hablado en persona con Pablo, solo por teléfono o por mensajes y de esa forma no me atrevía a decirle lo que había hecho. Yo sabía que solo era un rollo de verano, pero en el fondo le había cogido mucho cariño, podría incluso decir que me enamore de él. Después de darle muchas vueltas al asunto decidí llamarle. De alguna forma se lo tenía que contar.
- Hola.
- Hola, cariño.- Me dijo. Eso me sonaba extraño, porque él nunca me había llamado así.
- Tengo que hablar contigo, pero no se como decírtelo.
- Yo también tengo que hablar contigo.- Eso me preocupó mucho, se había enterado de algo, había hecho él lo mismo... En unos segundos se me vinieron un montón de hipótesis a la mente. Cada vez estaba más nerviosa y preocupada.
- Vale,¿quien quieres que empiece?
- Empiezo yo, que ya no me lo aguanto más.- Seguro que era algo malo, no se lo podía guardar, joder.. Estaba segura de que sabía algo-.
-Dime, que pasa
- A mis padres les ha gustado tanto este sitio que han decidido matricularme en tu instituto.- Que!!, lo iba a tener en mi instituto. ¿Eso era bueno? ¿Era malo? No lo sabía, ahora se podría enterar de como soy yo y incluso pensaría de pasar de mí. No sabía si prefería tenerlo lejos o cerca.
- A que bien. Pues nos veremos más a menudo supongo.
- Y tu que me tenías que contar.
- Nada, nada... Que te he echado de menos. Una chorrada.- Mentí, no podía decirle la verdad en estos momentos, primero necesitaba hablar con mis amigas.
- Pues  a mi no me parece ninguna chorrada, que lo sepas. Me gusta que me eches de menos y más ahora que se que me quedo aquí.
- Ajajaa, lo siento pero tengo que dejarte.- Le corté cuando tuve la oportunidad, tenía que hablar con mis amigas. -Que lo cojan, que lo cojan, que lo cojan..- Nada, me saltó el buzón. Esperaría un poco más. De momento me distraería yendo a comprar, ya que mi madre llegaba cansada del trabajo.
Estaba a punto de ir a la caja cuando lo vi, -él tan guapo como siempre-. Llevaba una camiseta de manga corta básica de color salmón con unas bermudas a cuadros a juego con la camisa. Esta vez las sensaciones al verle eran distintas, antes lo veía y solamente pensaba con que chico tan guapo. Ahora cuando lo miraba pensaba en lo que hicimos aquella  noche en los cuartos de baño. No, no. No podía pensar en eso. ¿ Porque a mí,señor? -dije para mi misma y sacudí la cabeza, para quitarme aquel recuerdo-. Esperaba que no me viera. Fui a dar una vuelta grande por el supermercado, para no encontrármelo pero mis intentos fallaron. Me lo encontré de cara.
- ¿ Donde vas con tanta prisa?- Me dijo.
- A pagar y a casa, no quiero que se me derritan los helados.
- Ahh.. vale. ¿Necesitas que te ayude?- ¿Qué pretendía con eso? La respuesta era no, como podía preguntar eso.
- No gracias, puedo yo sola.
- ¿ Estás segura?
- Sí. Pero ahora que lo dices necesito hablar contigo.- Tenía que contarle muchas cosas, lo que no sabía era como hacerlo.
-¿A sí? ¿ De qué?
- De muchas cosas, si quieres hablar conmigo bien, si no puedes dejarme tranquila.
- Vale, pero dejame que te ayude con las bolsas.



jueves, 16 de mayo de 2013

Capítulo 9

- ¿Qué haces aquí? No sé si lo sabías pero este es el cuarto de baño de las chicas.- Le dije como pude, estaba ocupada intentando hablar sin que mi voz titubeara.
- ¿ Por qué no dices nada? Habla.- Estaba empezándome a sacar de quicio, que mierda iba a hacer.
- Contéstame o grito, parece...- No me dio tiempo a acabar la frase. Me besó y me estaba empujando dentro de uno de los baños. Allí cerró la puerta y me empujó contra la pared- no podía pensar solo actuar-. Empezó besándome y poco a poco me iba manoseando. Metió su mano por debajo de mi falda tocando mi santuario por encima de las bragas. Yo me estaba poniendo muy pero que muy caliente y no podía quedarme quieta. Empecé a acariciarle el torso poco a poco hasta llegar a sus vaqueros, le desabroché los botones como pude, ya que mis manos estaban temblorosas. Con torpeza le agaché los pantalones. Él con un leve tirón me arrancó las bragas- normal, no eran de las buenas- y empezó ha estimular mi clítoris. Daba círculos con los dedos y eso me producía mucho placer. Yo podía observar como su erección se hacía mayor por momentos y no pude resistirme. Le agaché los calzoncillos y empecé a chuparle el pene. Tenía un leve defecto, no estaba depilado pero no me molestaba. Empecé chupando poco a poco la punta, como acariciándola y a medida que se iba engrandeciendo me la iba metiendo cada vez más, pero llegó a un punto que no pude más. Incluso me producía arcadas. Con un dulce gesto me dijo que me levantara. Le hice caso y él me empujó contra la pared haciendome elevar las piernas hacia su cintura. Cuando me di cuenta, ya tenía su pene dentro de mí. Los golpes eran duros, pero no iba muy rápido y yo quería más. Me lo acerqué más de lo que ya estábamos hasta estar nuestros cuerpos pegados y empecé a mover mis caderas en busca de más placer. Al parecer él captó la indirecta ya que empezó a ir más rápido. Eso me hizo arquear la espalda y soltar unos leves gemidos de placer. Él también estaba gimiendo. Ya no podía más, estaba apunto de irme y sus penetraciones no cesaban. Eran contables 1..2...3,1..2...3... ya estaba apunto y por fin llegué al climax. Se lo demostré gritando su nombre como pude en medio de gemidos- solo esperaba que no hubiera nadie escuchando-. Él siguió una vez más hasta llegar también al climax. Nos quedamos un par de segundos apegados contra la pared. Levanté levemente la mirada hacía él y pude ver sus ojos azules clavados en mí. Me intimidaba mucho.
- Una cosa, espero que esto no se lo cuentes a nadie.- Le dije un poco avergonzada por tener que pedirle eso, pero no me fiaba de que se lo contara a alguno de sus amigos.
- No tranquila, pero si que podríamos repetir alguna otra vez. Si no te hubiera visto hoy y no me hubieras sonreído, esto no hubiera pasado. 
- Mea culpa.- Le dije riéndome.
- Sal tu primero si quieres, para que no nos vean salir juntos, ya que no te apetece que nos vean juntos.- Me contestó. Su tono me distrajo un poco, estaba diciendo que yo me avergonzaba de él o estaba bromeando por lo que le había dicho antes, no lo sabía pero no podía dudar ahora.
- Gracias.
- Llámame si quieres repetir.
- Lo haré.- Fueron nuestras últimas palabras. Salí de allí y fui a buscar a mi amiga, la había dejado un rato sola y no sabía si estaba preocupada por mí.
- ¿Cómo es que has tardado tanto?
- Es una larga historia ya te la contaré.
La fiesta ya estaba más animada que al principio y nos fuimos a bailar. Pero había algo dentro de mí que no dejaba de dar vueltas y me estaba matando. Me sentía culpable de lo que había hecho, no por el echo de haber follado en unos baños públicos con Álvaro sino, porque sentía que estaba traicionando a Pablo. Le tenía que contar lo ocurrido cuanto antes mejor. 

martes, 14 de mayo de 2013

Capítulo 7

Cuando me fui con Pablo, tenía muchas ganas de echar un polvo, pero no uno cualquiera estilo vainilla, si no al contrario quería jugar.
- Pablo... quiero jugar.- Le dije con voz muy seductora para mi parecer-aunque en verdad no se como soné-no me podía creer lo que le había dicho.
- ¿A que quieres jugar, nena?- Me dijo con voz muy picara. Eso me acababa de poner mucho.
- Quiero hacer un trio. Tú, yo y Marcos. ¿Qué te parece?
- Esa idea me gusta, pero y ¿si cambiamos a Marcos por una chica, no te gusta más?
- No, porque no me siento preparada, si quieres hacerlo más adelante vale, pero ahora complaceme. Tú, yo y Marcos.
- Vale, ahora se lo digo.- Fue a llamar a Marcos y en un santiamén estaba allí con nosotros. Quedaba muy poco para que se terminara el verano y  me di cuenta de una cosa y es que había alargado sus vacaciones o que me mintió cuando me dijo que solo le quedaba una semana. Empecé a preguntarme si era eso o es que solo me quería en un principio para un polvo. Bueno eso ya daba igual. Cuando llegó Marcos empecé a sentir dolores en mi tripa. Nunca había estado tan nerviosa. Había hecho eso solamente una vez y no fue exactamente muy agradable. No quería que esa fuera a salir igual.
Nos fuimos a la habitación de Pablo, era distinta  a la de la última vez y supuse que fue porque aquella vez no lo hicimos en su cama.  
- ¿ Qué estas dispuesta a hacer?- me dijo Marcos- ¿quiero decir, eras cualquier cosa o tienes algún prejuicio?
- Estoy dispuesta a hacer de todo.- Le contesté. De repente vi a Pablo como me besaba, su beso era cálido y apasionado, me trasmitía confianza para salir adelante con lo previsto. Empecé liándome con Pablo, mientras Marcos miraba y me empezaba a tocar. No quería, no se porque de repente no quería que me tocara. Cada vez que iba introduciendo su mano dentro de mi pantalón yo se la quitaba enseguida. Ellos se dieron cuanta y cambiaron de posiciones. Este era ahora el comienzo. Me besaba con Marcos- sin comparación con los de Pablo- mientras que Pablo metía su mano dentro de mi pantalón. Sin quitarme nada, iba acariciando mi clítoris y lo iba estimulado. No podía evitar abrirme de piernas para él. Eso le dio más acceso en mí y empezó a meterme los dedos suavemente preparándome. Mientras tanto yo le tocaba el pene a Marcos. El pene de Marcos era diminuto en comparación en el de Pablo,  pero eso me iba bien para hacer las felaciones. Estando ya lista, desnudé lentamente a Marcos y a Pablo, mientras ellos dos me lo hacían a mí. Vi como Pablo sacaba algo de su pantalón, era un preservativo. Empecé a chupar lentamente el pene de Marcos, se podía observar como se hacía cada vez más grande y eso me reconfortaba. De repente sentí algo extraño en mi interior, Pablo me la estaba metiendo. No podía dejar de arquear la espala y de moverme para delante con cada penetración. Era muy marcadas. Entraban una y otra vez, una y otra vez. 
No podía estar más excitada. mientras se la chupaba a uno, el otro me la metía acariciándome el clítoris dando círculos en él y produciéndome todo mi placer. Marcos mientras tanto, me tocaba los pechos. Dando pellizcos en mis pezones y pudiendo obserbar que se ponían más largos y duros. Ya no podía más estaba a punto de correrme. Solté un jadeo y me corrí. Eso me había cansado profundamente. Noté un sabor extraño en mi boca, era de algo salado y de repente supe de que era. Marcos se había corrido dentro de mí. No sabía porque pero aquel sabor no me desagradaba del todo. Aunque estaba cansada, quería más y tube más.

Capítulo 6

Aprovechando lo contentilla que iba, me fui con Pablo a su casa y dejamos solos a Ivan y a Carolina. Esa noche las tres íbamos a mojar, follar o hacer el amor. Se podía decir de muchas formas, pero en el fondo era lo mismo.
Pablo me llevó como pudo hasta su casa, ya que no se lo estaba poniendo nada fácil. Si algo tenía de malo yo era que cuando bebía me daban ataques de risa continuos y no podía parar de reírme por lo que me tocaba parar cada 5 minutos porque sino me iba a dar un soponcio. Pablo cansado de que tardáramos tanto en llegar decidió cogerme en brazos y llevarme hasta su casa para adelantar.
Cuando llegamos me tumbó sobre su cama y me quitó la ropa como pudo para que estuviera más cómoda. Yo no llevaba nada de rompa de recambió, así que cogió una de sus camisetas y me la puso dejándome solo con las bragas.
En aquel momento yo estaba muy borracha, pero también muy cachonda y aunque no era muy consciente de lo que hacía mi cuerpo me decía que necesitaba ser pentrado hasta la saciedad. Así que le dije:
- Pablo... quiero jugar.
- ¿A que quieres jugar, nena?- Me dijo con voz muy picara. Eso me acababa de poner mucho.
- Quiero hacer un trío. Tú, yo y Marcos. ¿Qué te parece?
- Esa idea me gusta, pero y ¿si cambiamos a Marcos por una chica, no te gusta más?
- No, porque no me siento preparada, si quieres hacerlo más adelante vale, pero ahora compláceme. Tú, yo y Marcos.
- Vale, ahora se lo digo.- Fue a llamar a Marcos y en un santiamén estaba allí con nosotros. Quedaba muy poco para que se terminara el verano y me di cuenta de una cosa y es que había alargado sus vacaciones o que me mintió cuando me dijo que solo le quedaba una semana. Empecé a preguntarme si era eso o es que solo me quería en un principio para un polvo. Bueno eso ya daba igual. Cuando llegó Marcos empecé a sentir dolores en mi tripa. Nunca había estado tan nerviosa y encima se me acumulaba con todo el alcohol que había tomado aquella tarde. Había hecho eso solamente una vez y no fue exactamente muy agradable. No quería que esa fuera a salir igual.
Yo me quedé en la habitación esperando a que Marcos llegaba mientras Pablo estaba en la cocina poniéndome un vaso de agua. Necesitaba mucha hidratación, demasiada.
De repente desde la habitación escuché el timbre. Me puse como un manojo de nervios porque sabía lo que iba a pasar en aquella habitación una vez entraran los dos.
Cuando Marcos entró en la habitación y me vió con aquellas pintas se empezó a reir de mi pero Pablo le dió un golpe para que parara. Si aquel supiera todo lo que había pasado por la tarde...
- ¿ Qué estas dispuesta a hacer?- me dijo Marcos- ¿quiero decir, harás cualquier cosa o tienes algún prejuicio?
- Estoy dispuesta a hacer de todo.- Le contesté. De repente vi a Pablo como me besaba, su beso era cálido y apasionado, me trasmitía confianza para salir adelante con lo previsto. Empecé liándome con Pablo, mientras Marcos miraba y me empezaba a tocar. No quería, no sé porque de repente no quería que me tocara. Cada vez que iba introduciendo su mano dentro de mi pantalón yo se la quitaba enseguida. Ellos se dieron cuanta y cambiaron de posiciones. Este era ahora el comienzo. Me besaba con Marcos- sin comparación con los de Pablo- mientras que Pablo metía su mano dentro de mi pantalón. Sin quitarme nada, iba acariciando mi clítoris y lo iba estimulado. No podía evitar abrirme de piernas para él. Eso le dio más acceso en mí y empezó a meterme los dedos suavemente preparándome. Mientras tanto yo le tocaba el pene a Marcos. El pene de Marcos era diminuto en comparación en el de Pablo, pero eso me iba bien para hacer las felaciones. Estando ya lista, desnudé lentamente a Marcos y a Pablo, mientras ellos dos me lo hacían a mí. Empecé a chupar lentamente el pene de Marcos, se podía observar como se hacía cada vez más grande y eso me reconfortaba.
Mientras estaba yo a cuatro patas chupándole el pene a Marcos, noté como alguien me cogía de los muslos y me los separaba poco a poco cuando de repente sentí como Pablo pasaba su lengua por mi centro de placer. Lo lamía, lo mordía, lo besaba… jugaba con todo mi ser y yo no pude evitarlo, un gemido salió de mi.
- Así me gusta preciosa, que disfrutes para mi. Quiero que me lo des todo.
Mientras yo se la chupaba a Marcos y este tocaba mis tetas, Pablo cada vez me chupaba el clótoris con mas fuerza y más ganas. Todo mi cuerpo se estremecía y empezaba a temblar. No podía parar aquellas pequeñas convulsiones y cuando me dejé ir llegué al clímax.
- Peque, ahora voy a introducirme poco a poco dentro de ti, ¿de acuerdo? Me dijo Pablo. Yo simplemente asentí y noté como el se estaba metiendo dentro de mí No podía dejar de arquear la espala y de moverme para delante con cada penetración. Era muy marcadas. Entraban una y otra vez, una y otra vez. Mis gemidos salían cada vez mas fuerte, hasta que noté que Pablo se cogió de mi por detrás y luego de una penetración dura y firme llegó al orgasmo dejándose caer encima mía.
Noté un sabor extraño en mi boca, era de algo salado y de repente supe de que era. Marcos se había corrido dentro de mí. No sabía porque pero aquel sabor no me desagradaba del todo. Aunque estaba cansada, quería más y tuve más.
Desde luego algo tenía claro, un polvo quitaba toda la borrachera posible. Ahora solo quedaba lidiar con la resaca. Marcos se fue a darse una ducha rápida mientras Pablo y yo nos quedamos tumbados en la cama. Yo estaba destrozada y no podía más. Mis ojos se iban cerrando poco a poco hasta que sin darme cuenta me quedé dormida.
Me levanté alterada a las 4 de la mañana. Estaba un poco confundida pero de repente me situé. El alcohol me dejó la boca seca y fui en silencio a la cocina para no despertar a Pablo. Cuando llegué como pude intente encender la luz de la cocina, ya que no me conocía aquella casa pero le di a todas las luces menos a la que tocaba.
Torpemente las apagué y después de beberme el vaso de agua me senté en el sofá. Me había desvelado y no sabía que hacer así que simplemente permanecí a oscuras un buen rato hasta que alguien me tocó el hombro.
-¿Qué haces aquí, peque? Me preguntó Pablo con un gesto confuso.
- Tenía sed y viene a beber un poco de agua y como me he desvelado no quería molestarte.
-Vamos a la cama, allí estarás más agusto.
Me cogió de la mano y me llevó hasta la habitación. Me quedé mirando el techo hasta las 7:30 mientras el seguía dormido. Como no podía dormir decidí levantarme poco a poco, no quería despertarlo. Me fui al baño y después de darme una duchar que me ayudaría a despejarme , me dispuse a preparar el desayuno.
Aquella no era mi casa y no sabía donde estaba cada cosa, pero ya me encargué yo de cotillearle todos los armarios.
Cuando acabé de preparar el desayuno, fui a llevárselo a la cama. Lo desperté poco a poco con un beso y cuando abrí los ojos le dije:
-Buenos días precioso, aquí tienes tu desayuno. Espero que esté bueno.
-No deberías haberte molestado-dijo sonriendo.
- No es molestia alguna, espero que lo disfrutes.
La verdad es que el desayuno me había quedado de vicio. Le preparé un café junto un vaso de zumo de naranja con dos tostadas de queso y mermelada de fresa.
Después de estar un rato tirados en la cama, escuché un ruido que me sonaba familiar. Era el de un móvil, hasta que me di cuenta que me estaban llamando a mi.
- Hola mamá!
- Hola, Carol, ¿ hoy vuelves al pueblo?
- Sí, que empiezan las fiestas.
- ¿Con que vas a ir?
- Cogeré el autobús. No te preocupes. Bueno te dejo que estoy preparando la bolsa.- Mentí, pero no le podía contar la verdad y tampoco le hubiera gustado mucho. Ya que ella el tema de la virginidad y el sexo lo veía como algo que tenías que hacer cuando estuvieras casada.
- Adiós cariño, cuidate.
Me despedí de mi madre y me fui a casa de mi tío para recoger mis cosas, ya que tenía que volver a mi casa y esos días me había quedado en casa de él. Cuando se iba acercando la hora, fui a la parada del autobús para esperarlo. Estaba sola, hasta que vi que se acercaba para coger el autobús un chico que tenía un año más que yo. Si ya era guapo de pequeño, no te puedes imaginar como estaba ahora. El verano le había sentado tan bien, no podía apartar la mirada de él. Subí en el autobús y me senté en mi lugar de siempre, 3 fila de la izquierda. Ese lugar me encantaba.
- ¿Me puedo sentar contigo?- Me dijo con la mayor amabilidad posible. ¿Porque se quería sentar conmigo cuando había un montón de sitio libre?. Supongo que sería para no estar solo.
- Sí, claro.- Se sentó a mi lado. Empezó el trayecto y con el un silencio incomodo, había que romperlo. De repente salió de dentro la mujer extrovertida que tenía y habló sin pensar lo que decía.
- ¿Bueno y como te van las vacaciones?
- Bien, tranquilas como siempre.
- Ya se te nota, tienes una cara de relax. Como si hubieras echado muchos polvetes.- No sabía como le había podido decir eso. Noté el calor subiendo por todo mi interior hasta llegar  a mis mejillas. Debían de estar rojas como un tomate.
- Habló la que tiene pinta de haber acabado de salir de un buen polvo.- Cuando me dijo eso, me puse más roja todavía y me empecé a reír. Siempre que me ponía nerviosa me reía, al menos él se reía conmigo.
- Ajaja, mira que gracioso el nene. Al menos se puede decir que nos lo pasamos bien ¿no?
- Pues sí.

Cuando llegamos al pueblo, nos despedimos con dos besos. Aquel día quedé con una vieja amiga, para ir a ver los toros y luego de fiesta. Por una parte me sentaba mal no estar con Marta y Carolina, con lo bien que nos lo pasamos juntas. Eso me hizo darme cuenta, de que le debía una disculpa a Carolina. La noche pasada no me porté bien, pero ella también me debía una explicación.


viernes, 10 de mayo de 2013

Capítulo 5

Marta se recuperaba decentemente, pero le dijeron que tenía que quedarse unos días al hospital en observación. En esos días nosotras fuimos a visitarla, pero un día nos sorprendió una visita que no nos esperábamos. Era el socorrista que la salvó. Fue a ver como se encontraba y yo creo que incluso a algo más. Sus ojos lo decían todo y mucho más la sonrisa que le echaba. Me quedé observándolo fijamente y me sonaba mucho a una persona conocida. Era como el ligue/novio de Carolina. Me quedé mirando a Carolina fijamente extrañada haber si ella me lo podía explicar, pero tampoco lo entendía. De repente entraron dos chicos por las puerta, uno era Pablo y el otro.. Era igual que el socorrista!!
- Joder si sois iguales!.-Dije sin pensármelo dos veces. Parecía que mi forma de decir las cosas a Carolina no le gustaban, ya que me dio un codazo en todo el vientre.
- Somos gemelos.- Dijo el socorrista. Aquello lo explicaba todo, pero mi pregunta era como Carolina no se había dado cuenta y yo tenía que preguntarlo, era demasiado chismosa.
- ¿ Y porque Carolina no sabía eso?
- Ella no lo sabía porque no se lo dijimos. Cuando la conocí yo no estaba con mi hermano y por eso no se dio cuenta.
- A vale.. y por preguntar.. ¿ Que hay entre vosotros?-. No pude evitar esa pregunta y la mirada asesina de Carolina se notaba a kilómetros, pero ella jugo más sucio que yo.
- Nada, nos acabamos de conocer. ¿ Y tú y Pablo, que ya habéis follado o aín no?.- Cuando dijo eso solo quería matarla, como podía decir eso, delante de tanta gente. No pudimos evitar sonrojarnos. Para no seguir con ese tema y sacar mierda la una de la otra, cambiamos de tema de conversación.
- ¿ Y como os distinguimos?, porque al menos yo, no me se vuestros nombres. Primero habló el socorrista y me dijo que se llamaba Eric. Un nombre muy bonito. Y luego Carolina me presentó a su ligue, se llamaba Iván.
Pasaron tres días hasta que Marta salió del hospital. Pero ya se le veía bien, solo le quedaban algunos moratones. Para celebrar la salida del hospital de ella, decidimos quedarnos a dormir a casa Carolina, ya que ella era la que tenía la casa en el pueblo con playa. Le preguntamos a los padres de ella si podíamos traer unos " amigos" a su casa y nos dijeron que sí, pero que a la mínima de ruido y cosas raras se iban de la casa. Aunque teníamos la aprobación de sus padres, siempre estaba su hermano mayor diciendo que no le parecía bien. Que chicos que no fueran sus amigos, no se quedaban en su casa y menos se acercaban a su hermana. Pero al final conseguimos que se quedaran.
Su hermano siempre me pareció un chico muy misterioso que tenía su puntito. Físicamente no estaba nada mal y la verdad es que yo me lo hubiera beneficiado sin problemas más de una vez porque cada vez que lo veía me ponía… Puff.. Y aunque en aquellos momentos tuviera a Pablo,una nunca podía remediar sus instintos naturales y como se dice, se podía mirar pero no tocar. Y eso era lo que yo hacía con él, lo miraba pero no lo tocaba.

Por la tarde quedamos pronto para prepararlo todo. Quedaban pocas horas para que vinieran y como era de esperar Marta quería preparar juegos, que los veía más apropiados para una " fiesta de pijamas", pero al final me pareció buena idea, así podríamos conocer más cosas de ellos. Por que yo ante todo cotilla.
Ya casi llegaba la hora y de repente sus padres nos dieron una buena noticia. Se iban de vacaciones. Eso nos venía perfecto para poder hacer lo que quisiéramos y estábamos seguras de que nos lo pasaríamos en grande. Cuando llegaron los chicos, vimos que traían unas bolsas con algo dentro.
- ¿Qué es eso?- Preguntó Marta toda curiosa.
- Hemos traído unas botellas para cuando juguemos a Yo nunca...- dijo Pablo.
- No sabéis como me gusta eso.- Dijimos Carolina y yo a la vez. De repente estábamos todos riendo.
Antes de hacer nada nos pusimos a cenar unas pizzas ya compradas. En la comida se podían escuchar risas, gritos.. Era todo tan perfecto y bonito, que me daba la sensación de que algo no iba a salir bien. No sabía el que pero estaba segura de que era algo. Preferí callármelo y no decir nada para no fastidiar la fiesta. Cuando terminamos de cenar, nos pusimos con los preparativos del juego y unos minutos después ya estaba todo listo.
Antes de empezar a beber, ví que Pablo sacaba una bolsita. Yo ya sabía que él fumaba, lo que no sabía era que fumaba marihuana. Para mi la marihuana no era nada nuevo, ya que mi padre fumaba desde que yo era muy pequeña y era algo que siempre había visto normal pero nunca la había fumado y tenía curiosidad.
- Pablo, ¿eso que tienes ahí es maría?- Pregunté dudosa.
-Si, ¿por?
- Por nada, solo que nunca la he fumado y tenía curiosidad por saber que se sentía. ¿Verdad que tu me darías un poco?
Su gesto cambió un poco ante mi pregunta, la idea no le gustaba y así me lo hizo saber.
- A ver, Carol, ya eres mayor y tienes de sobra conocimiento para saber lo que haces pero a mi no me hace gracia que fumes. No quiero que te enganches y que hoy por mi culpa cojas un ciego impresionante.
-Tranquilo, es solo probarlo.-le dije con seguridad. Así que cogió y empezó a liarme un porro, cuando termino de liármelo me lo dio para que me lo fumara. Mi cara lo debería decir todo porque no sabía que hacer con aquello, así que lo encendió él y le dio una primera calada. Se fueron pasando el porro entre ellos, menos Marta que fue la única que no fumaba. Pablo al verme indecisa me dijo:- Ven, vamos a empezar por lo fácil. Vamos a hacer una iguana.
Así que el aspiró el humo y acercándose a mi me pasó el humo con un lento beso. Yo aspiré para tragármelo y en aquel momento pensaba que me quería morir. Eso estaba muy fuerte y rascaba que daba gusto pero luego de un rato se le cogía el gustillo al sabor así que le dije que me lo pasará y le dí una calada. Mientras fumábamos y bebíamos a Marta se le ocurrió empezar con el “yo nunca...” Aquello podía ponerse muy interesante y sobretodo debido al punto de borrachera y ciego que llevábamos por el alcohol.
- A ver empiezo, la primera es una chorrada, pero por algún lado hay que empezar- dijo Marta- Yo nunca me he besado con un chico/a-De repente todas estábamos bebiendo, ya que esa era sencilla. Estaba sentada a la derecha de Marta, por lo que la siguiente fui yo. No me quería quedar en algo sencillo y ya que estábamos en confianza, quería contar cosas que había hecho y esa era una de las mejores formas.
- Yo nunca he hecho un trío.- Le di trago, pero pude ver de reojo como Carolina también estaba bebiendo, aquello me sorprendió mucho, eso era algo que no nos había contado.
- ¿Tú cuando has hecho eso?- Le dije muy enfadada, ellas lo sabían todo de mi y yo no sabía nada de eso, ¿se lo habría contado a Marta?
- ¿Se lo has contado a Marta y a mí no?-Pude ver como Carolina no me contestaba y eso para mí suponía un sí. Supongo que sería por los efectos de los dos grandes tragos que acababa de dar seguidos o por los porros , porque de repente hice algo que me sorprendió hasta a mí. Me levante de mi sitio y bese a Iván. Acababa de besar al ligue de mi mejor amiga, todo era un sin fin de emociones, porque después de besar a Iván, fui a besar a Pablo, pero este me apartó con la mano. Su cara lo decía todo, estaba muy pero que muy enfadado.
-Carol, creo que por hoy has tenido bastante- me dijo Pablo. Me quitó el vaso de las manos y me prohibió beber y fumar más. Para mi la fiesta ya se había acabado y lo agradecía ya que me daba todo vueltas y me encontraba fatal.
-Si me disculpáis he de ir al baño- dije intentando vocalizar. Me levanté intentando no tropezarme con nada y sujetándome a la pared mientras todo me daba vueltas fue hasta el baño. Me hacía mucho pis y tenía mucho alcohol que sacar de mi cuerpo. Cuando me disponía a salir del baño me entraron unas ganas de vomitar enormes y me puse en ello. Creo que solté hasta mi primera papilla. Cuando acabe de vomitar, me levanté, me miré en el espejo y después de lavarme la cara y la boca salí del baño como pude.
-¿Estás bien?-preguntó Marta preocupada-
-Muy bien-respondí yo balbuceando. En ese momento me dí cuenta de la cagada que había cometido con Carolina así que me disculpé con ella.
- Lo siento Carolina, me ha salido de dentro.- Dije como pude, ella tampoco llego a decirme nada, supongo que sabría que fue por mis impulsos y sé que ella tarde o temprano se vengaría de mí.
Pasadas unas horas, Marta y Eric se fueron a casa de él. Todos sabíamos para que, estaba tan contenta por ella iba a ser desvirgada por un amor de verano ya al fin. Tenía 17 años y aún era virgen, aunque en el fondo eso no era ningún problema.


jueves, 9 de mayo de 2013

Capítulo 4

- Hola, perdona por interrumpirte pero ha pasado algo muy grave y necesito que vengas a la playa.
Cortó la llamada antes de que pudiera decir nada. Me vestí y me fui corriendo. No me había despedido de Pablo pero me daba igual, mi amiga me necesitaba. Me puse a correr hacía la playa,cuando me giré vi que Pablo venía detrás de mi.
Cuando llegamos a la playa me volví loca buscándolas, no me había dicho donde estaban aunque después de un rato me di cuenta que fui una tonta por no seguir a la multitud. Cuando llegué estaba toda la gente en círculo, no me dejaban ver nada. A empujones y como pude me hice un hueco entre la multitud y conseguí llegar a ella.
Allí estaba Carolina en el suelo llorando. No sabía lo que pasaba pero tenía la sensación de que no era nada bueno. Estaba acompañada de un chico, que no había visto nunca. Él era alto, moreno y con los ojos verdes. No llevaba camiseta y se le podía ver un torso perfecto, con unas tablas de chocolate que para que. Todas nos hubiéramos derretido al verlo, pero yo no estaba para fijarme en otras personas.
- Carolina! ¿Qué ha pasado?
- Es.. Mar.. ta..-dijo como pudo entre llantos y una respiración muy agitada.
- Marta, ¿ qué le pasa a Marta, dónde está?
- Se la acaban de llevar al hospital.- Cuando me dijo eso, el mundo se me vino encima. Una de mis mejores amigas en el hospital. ¿ Qué había pasado en esas horas que no me encontraba con ellas? Me sentía tan culpable, si no me hubiera ido con Pablo al menos podría haberlo evitado...
- Tenemos que ir al hospital. ¿ Pero cómo?
- Yo os puedo llevar.- dijo el amigo de Carolina. Era nuestra salvación. Pablo también se vino con nosotras. Le envié un mensaje a mi madre diciéndole que no se preocupara por mí, que me iba al hospital porque había ingresado a Marta, pero no sabía si lo leería.
Cuando llegamos al hospital, preguntamos por ella y nos dijeron que estaba en el quirófano. Según los médicos tenía una costilla rota, unos cuantos moratones y la pierna rota.¿ Qué coño había pasado para que terminara así?
- Me vas a contar que mierda ha pasado esta tarde para que Marta termine así. Ya puedes empezar.- Le dije a gritos. Sabía que mi tono no ayudaba pero estaba muy nerviosa. Eso era algo que me superaba y aunque ella no tenía la culpa, en ese momento no podía evitar comportarme así.
-Estábamos en la playa andando para dar un paseo y ver si veíamos algún chico guapo. ¿ Tú sabes las rocas que hay al final de la playa?- Asentí moviendo solamente la cabeza- Pues nos subimos allí para hacernos algunas fotos. Cuando de repente vimos a unos chicos tirándose al agua desde allí. Nos apetecía un poco de adrenalina y decidimos hacer lo mismo. Yo fui la primera en tirarme y como no me paso nada ella fue a hacer lo mismo. Cuando ya estaba apunto de saltar se resbaló y callo en las rocas. Tenías que haberla visto.- Se echó a llorar sin haber terminado de contarme la historia, pero me imaginaba el final. Era una desgracia en toda regla y Carolina no tenía la culpa. Por lo que necesitaba todo mi apoyo y se lo di. Porque aunque nos hubiéramos conocido hace tan solo un par de años para mi era como una hermana por todo lo que me ayudo y apoyo en mis malos momentos. Fue una persona que siempre estuvo a mi lado y nunca me falló, así que no le podía fallar ahora yo cuando más me necesitaba.
Estuvimos en el hospital más de dos horas esperando y durante todo ese tiempo Pablo estuvo a mi lado sin dejarme un minuto asolas cuando tan solo nos conocimos de un día.
-Pablo..-dije casi con un susurro.
-Dime preciosa, ¿que pasa? Preguntó él un poco contrariado.
-Nada importante… solo que me gustaría agradecerte que aunque nos conozcamos de poco estés aquí conmigo, teniendo en cuenta que el domingo te vas y te estoy jorobando tus últimos días. Lo siento -dije cabizbaja.
- ¿Pero tú estás tonta?- añadió él enseguida. - Como me va a importar estar aquí contigo. Estás mal y es lo último que podría hacer.
En ese instante sentí que el mundo se paraba a mi alrededor. Sabía que solo lo conocía de poco más de un día y que no sabía nada realmente de él pero conocerlo fue lo mejor que me estaba pasando.
Poco a poco sentí como se estaba acercando hacia a mí y de repente me besó en los labios. Aquello me entrecortó la respiración. Cada vez que me besaba mi mundo se detenía.
De repente oímos un ruido que nos interrumpió. Rápidamente levantamos las cabezas y vimos allí a la madre de Marta y su hermano. Parecían enfadados con nosotras, pero nosotras no teníamos la culpa. Un resbalón lo tiene cualquiera y si es en las rocas normal que terminara así. Cuando por fin terminaron de operarla y la llevaron a la habitación, nos dejaron entrar para verla. Entramos primero nosotras mientras que su madre hacía todo el papeleo.
Tenía una pinta horrible. Llevaba una enorme escayola en la pierna, sus costillas también estaban vendadas pero lo peor fue su cara. La tenía hecha una mierda por hablar claro. El ojo derecho estaba envuelto por un enorme moratón, eso tardaría en curarse y tenía la mandíbula rota. Aún me pregunto como había sobrevivido.

Por un momento aparté la mirada de ella y se la dirigí a Carolina, mi mirada era asesina. Pero temo que no la llegó a ver, ya que sus ojos y su boca estaban ocupados en otra persona. No me hubiera imaginado nunca algo así de ella y menos en público. Con lo recatada que era.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Capítulo 3

  Cuando me levanté la mañana siguiente vi que había aceptado mi petición de amistad y que estaba conectado. ¡¡Que ilusión!!.La niña pequeña que llevaba dentro saltaba de alegría y no sabía por que, total era solo una petición de amistad aceptada. Pero no iba a decirle nada, si quería algo que me lo dijera él, ya que no tenía nada en contra de que las mujeres fuéramos las que diéramos el primer paso, pero no quería parecer una necesitada. Porque si algo había aprendido era que a los hombres no hay que darles nada en bandeja, porque sino se cansan muy rápido de lo que tienen y van a buscar algo más complicado.
Me quede flipando, me habló. Le di las gracias a Dios por haberme escuchado.
- Hola! :)
-Hola
- ¿Cómo estás?
- ¿Bien y tú?
- Bien. ¿Esta tarde vas a la playa?
- Sí, he quedado con Carolina. ¿Por?
- Porque no le dices que no puedes quedar, es que quiero quedar contigo -Solo en decir eso, ya lo sabía todo, este quería tema conmigo. ¿Estaba preparada yo ahora?Si era lo que tanto quería por qué me daba miedo decirle que sí. Recorrieron dentro de mí un montón de dudas, no sabía que hacer.
- No puedo dejarla plantada-dije yo dudando
- Va.. mujer que me voy este domingo.
- En serio.. Uff no sé.. a ver, plantada no la puedo dejar pero puedo buscar una solución. Vale quedamos ¿A qué hora?- No sabía por qué, pero siempre me pasaba lo mismo, terminaba diciendo que si que quería hacer algo con ellos. A veces, me preguntaba si yo era la clase de chica que odiaba, una guarra. Porque si me ponía a pensar, perdí la virginidad a los 15 años y quedaba para follar con un chico, con el que solo había hablado una vez. Me daba miedo a mi misma.
-¿Qué solución? ¿A qué hora llega el bús?
-Le voy a pedir a una amiga que se venga conmigo y que se quede con Carolina aunque no se llevan muy bien pero son buenas amigas y lo harán por mi. A las 17:15
- Pues te esperaré en la parada. Adiós y ya tengo ganas de que vengas.
No sabía si lo que hacía era correcto pero me daba igual. Era ahora o nunca. Tampoco lo volvería a ver si no hacia nada, así que tenía que ir si o si, pero antes tenía que llamar a mi amiga


- Marta!
- Hola, ¿que pasa?
- Nada, ¿por qué tenía que pasar algo?
-Por nada, por nada
-¿Te vienes a la playa hoy? Es que necesito que te quedes un rato con Carolina mientras yo hago una cosa. Te lo contaré más tarde. Te veo en la parada
-Per... - Le corté antes de que dijera que no, no podía arriesgarme. Ahora solo quedaba esperar y rezar para que nada saliera mal.
Cuando fui a buscarla a su casa, para coger el bus, me miró con una cara, que decía claramente:
-¿ Ahora que has hecho? Sin dejar que me preguntara nada, me adelanté y le respondí:
- Nada, solo he quedado con un chico y quiero que te quedes un rato con Carolina, ya te lo he dicho por teléfono.
- ¿Estás segura de lo que vas a hacer?
- No, pero ya es hora de disfrutar.
- Ten cuidado vale.
Hicimos el trayecto en silencio, yo estaba de los nervios y lo último que quería era que alguien me hablara y me dijera lo que tenía o no tenía que hacer. Me puse a pensar un par de veces en los pros y en los contras de la situación y todo me decía que sí, que tenía que echarle agallas, así que respiré hondo y me preparé. Mi parada ya había llegado.
Cuando llegamos, desde la ventana del autobús pude verlo esperándome. Iba super mono con un bañador de calvin klein al más estilo surfero y una camiseta de manga corta, con un color no muy llamativo. Me encantaba. Me despedí de Marta y ella muy tonta como siempre no se le ocurrió decir otra cosa como que:
-No le deis mucho al merengue.
Como había podido decir eso, al menos Pablo no se lo tomó muy mal ya que se puso a reír. Ya estábamos solos y el corazón me iba a cien. Tenía aún un sin fin de cuestiones pero no le di importancia.
- ¿A dónde vamos?-Le pregunté, ya que no tenía ni idea de a donde me llevaba,solo esperaba que no nos pudiera ver nadie.
- A mi casa.
- ¿No habrá nadie verdad?
- No tranquila. - Me contestó. Él parecía muy relajado pero yo no lo estaba y creo que se me notaba mucho no, bastante. Nos paramos delante de unos apartamentos que no parecían estar muy lejos de la playa ya que calculé unos 10 minutos aproximadamente andando. Los apartamentos eran muy bonitos, se notaba que debía de tener dinero. Cuando vi el salón me quedé flipando. Era muy amplio, con casi todos los muebles de blanco. El suelo estaba reluciente , como recién fregado. La cocina y el comedor estaban conectados por una barra, aunque también había una mesa donde podían comer cuatro personas perfectamente. La televisión era plana, de más de 42 pulgadas seguro.
-¿Esta casa es vuestra o la habéis alquilado para pasar el verano?- pregunté muy asombrada por lo que veía, si venía a mi casa se quedaba a cuadros con los pocos lujos que tenía. Mi familia, se podía permitir algún capricho, pero no tantos como él.
- Es nuestra, mi padre la compró hace unos años y la hemos ido reformando poco a poco.- Dijo muy orgulloso de que su casa fuera así.
- Es muy bonita.¿ Tienes un perro?
- Sí, ¿por?
- No, por nada, como he visto la cesta para el perro.- En esa casa, todo tenía estilo. Hasta la cesta del perro era perfecta,sin ningún pelo. Como si fuera nueva. Era negra con huesos.
Poco a poco, se fue acercando a mí y yo me estaba poniendo cada vez más nerviosa. No podía hablar, solo tartamudear y tampoco podía controlar mis temblores. -Relájate Carol- me dije a mi misma, pero no podía. De repente, salió el perro de detrás del sofá. Era super mono, aunque me dió un susto impresionante, no me lo esperaba allí.Por suerte lo utilicé como tranquilizante, ya que me sirvió para relajarme y distraerme un poco. Por como era, yo diría que era una mezcla entre boxer y un border terrier. Era tan bonito.
De repente noté algo que me cogía por detrás. Me giré y le vi, ahí estaba él, abrazándome mientras me besaba poco a poco el cuello.-Aquello me estaba poniendo y mucho. Como no quería demostrarle que no era paraita decidí llevar las riendas de la situación- Me giré de inmediato y le besé todo lo mejor que puede. Ya estaba muy caliente y no podía parar. Lo llevé hasta la habitación más cercana sin saber de quien era, pero eso tampoco me preocupaba mucho. Lo tumbé en la cama y lo empecé a besar mientras le acariciaba el torso. Le quité su camisa lentamente observando lo que me traía y lo que veía me gustaba. Estaba descontrolada y desenfrenada. Empecé a besar su torso hasta bajar a los pezones. Me detuve y empecé a jugar con uno de ellos. Lo chupaba poco a poco y cuando veía que la cosa ya estaba lista le daba pequeños mordisquitos de lo más adorables. De repente me vi sometida a él. No se como lo había hecho pero me encontraba debajo. Ahora era toda de él. Me quitó la camisa y repitió los mismos pasos que yo le había hecho a él, pero él no se entretuvo mucho en mis pechos, sino que se bajo a mi santuario. Me quitó la braguita del bikini y empezó a besarlo, poco a poco. Ya no podía más, estaba muy caliente y fue inevitable mi reacción, me abrí para él, se lo estaba mostrando todo. Él con mucho gusto introdujo un dedo dentro de mi, mientras que con la otra mano me iba acariciando mi clítoris y produciéndome mucho más placer. Eso empezaba a darme mucho gusto y no pude evitar soltar algún que otro gemido. Si seguía tocándome así, me correría en pocos segundo. Pero él se dio cuenta de la contracción de mi vagina y empezó a mover cada vez más rápido los dedos dentro de mi. Ya no podía más iba a correrme, pero de repente vi que sacaba un preservativo y se lo puso rápidamente. Poco a poco introdujo su duro y firme pene dentro de mi. Justo como a mi me gustaba. Empezó y una y otra vez, una y otra vez. Cada vez eran más fuerte y secas. Ya no podía aguantar más y me corrí. Vi que sacaba su pene de dentro de mi y sonreía satisfecho. Habíamos tenido el orgasmo a la vez, pero yo quería otro. Por una vez que hacía algo...
Nos quedamos un rato más en esa cama tan cómoda que aún no sabía de quien era, hasta que recibí una llamada, era de Carolina. ¿Qué quería ahora esta?